miércoles, 15 de septiembre de 2010

Beauty

Su mirada me hipnotizaba,
Como si, en ese corto instante, no existiera nadie más.
Sus hermosos ojos me atrapaban,
Como esas obras de arte que no dejas de mirar.
Su sonrisa me cegaba,
Como si su brillo lastimara mi mirada con una dulzura que no lograba comprender.
Sus labios me llamaban,
Como si cada palabra que salía de su boca fuera una petición para volverme loca.
Si su rostro no fuese tan bello, tal vez  pudiese mirarla por más de un segundo y medio.
Y, en mi desesperado intento por disimular la estupidez que me proporcionaba tenerla cerca, sólo bajaba mi cabeza.
Pero, para mi sorpresa, mis ojos se posaban, irremediablemente atraídos, en sus senos.
Su escote  me ataba,
Como si no hubiese nada más que quisiera mirar.
Sus senos  tan perfectos me hacían temblar,
Como si estuviera conteniendo una emoción irrefrenable en todo mi cuerpo.
Y, sentía que ya no había manera de disimular la estupidez que me proporcionaba tenerla tan cerca.
Pero, entonces, mi mirada se posaba en sus caderas.
Sus curvas me mareaban,
Como si fuese a toda velocidad por un camino sin asfalto y con los ojos cerrados.
Su cintura me ilusionaba,
Como si al estrecharla, no hubiese más nada que pudiese desear.
Musa de mis fantasías, tan perfecta y tan bella.
Se robaba mis suspiros como si nada valiera.
Si la observaba completa, sentía que me iba a desmayar.
Si no la miraba más, no habría sentido alguno en volver a mirar.
El olor de su cabello me encantaba.
Como si quisiera hundir mi cabeza allí y olvidar el resto del mundo.
Su cabello me robaba la atención,
Como si el viento conspirara con ella para atraerme vilmente.
Su perfume me enamoraba,
Como si respirar a su lado me diera más vida que el propio aire.
Su piel tan suave y tan brillante me provocaba,
Como si al tocarla tocara el cielo pero quemándome al mismo tiempo.
Su pasión me invadía,
Como si su cuerpo me perteneciera cada vez lograba alcanzarla.
Sus caricias, tan intensas y tan suaves, me paralizaban,
Como si al moverme la fuese a detener y únicamente deseaba que continuara.
Sus manos, hermosas, me recorrían incansablemente,
Como si no hubiese nada más que ella quisiera tocar.
Y, cuando era mi oportunidad, sólo quería hacer el momento infinito para nunca acabar.
Ese era el momento dónde descubría lo que era amar.
Amaba cada centímetro de su cuerpo y su suavidad.
Amaba sus gestos cada vez que la tocaba.
Amaba su cuerpo en mi cama.
Y, ahora, no me queda más
Que amar su recuerdo cada noche
Esperando que regrese
Y juro que no haré ningún reproche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario