Con la presión baja, frío en mis roídos huesos,
Asfixia en el pecho, corazón abierto de un tajo
Que has dejado moribundo
En tu partida.
Me duele el paladar superior y el tabique nasal.
Me duelen las falanges, los riñones, la sangre toda.
Me duele cada centímetro de piel
Y cada molar.
Me duele tu ausencia, el espíritu y la moral golpeada
Al galope de una yegua indómita.
Me duele el cielo rojo y el azul, el gris y el turquesa.
Me duele el sol, el aire que respiro y las sonrisas ajenas.
Me duele vivir.
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