Mi Calígula, mi Nerón enloquecido.
Deshilachas mi alma sin piedad
Tejiendo tu venganza.
Sed de sangre, de sudor y de lágrimas.
Hierro retorcido, hambre y miseria
Dejas con tus guerras.
Y yo allí: incólume, estática, aferrada
A la vida, asida a la esperanza
Asida al milagro de Miguel Servet,
Llorando arrodillada
Aún creyendo en Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario